8/2/10 HORA VZLANA 6:55 pm.,Desde sus inicios la vida comporta la acción de DIOS y permanece siempre en una relación especial con el Creador, hasta su término. Sólo DIOS es el señor de la vida desde sus comienzos hasta su fin, nadie en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente e indefenso.
La Sagrada Escritura impone al hombre el precepto "NO MATARAS",como el gran mandamiento divino.
DIOS se proclama señor absoluto de la vida del hombre, por tanto, la vida humana tiene un carácter sagrado e inviolable.
El precepto indica el límite que nunca podrá ser transgredido. El precepto "NO MATARAS", asumido a plenitud es condición irrenunciable para poder entrar en la vida. El apóstol JUAN decía: "...todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él...".
La tradición de la iglesia nos ha enseñado el valor absoluto y permanente del mandamiento "NO MATARAS". En los primeros siglos el homicidio era considerado uno de los tres pecados más graves junto con la apostasía y el adulterio, y por lo tanto, se exigía una penitencia pública. En el caso de la legítima defensa donde se protege la vida y se impone el daño a otro son díficilmente conciliables.
victoria mora paoli
